Alberto pertenece a esta nueva generación de jóvenes que salen de la universidad sabiendo que su futuro se encuentra en el emprendimiento, por eso desde antes de terminar la carrera ha trabajado en el proyecto MIC Athletics, una agencia que pone en contacto jóvenes deportistas españoles con universidades norteamericanas para conseguir becas de estudios en Estados Unidos.
La llegada de la nueva Ley de emprendedores
ha creado grandes expectativas, de entre ellas, la más valorada, es la famosa
tarifa plana para autónomos que supone en la práctica pagar una cuota de tan
sólo 50 € durante los primeros seis meses de actividad.
La diferencia entre los 250 € de cuota mínima
de autónomos y esos 50 suponen eliminar una de las principales barreras al
emprendimiento que existen. El compromiso de pagar aquella cantidad todos los
meses cuando no se sabe cómo va a funcionar un negocio montado con escasos
recursos es, en muchos casos, inasumible, además de crear la sensación de que
todo el esfuerzo se lo lleva la Administración.
Contentos con la noticia, Alberto y sus
socios ya ultiman su proyecto y, como son varios, deciden, con buen criterio,
que la forma jurídica más adecuada para la empresa es la sociedad limitada.
Reparto de capital, aportaciones, estatutos,
órgano de administración, todo previsto y decidido. Entonces aparece la primera
piedra en el camino del emprendedor y la pone, como no, la Administración
Pública. La cara de Alberto que queda a cuadros cuando se entera de que a pesar
de la Ley de Emprendedores, la Seguridad Social ha decido interpretarla de
forma unilateral y aplicar la bonificación de la tarifa plana tan sólo a los emprendedores
individuales y profesionales, pero no a los societarios.
De esta forma, quedan fuera de la bonificación
en la cuota de autónomos todos aquellos proyectos que vayan a crearse con
varios socios, ya que la fórmula societaria es la única posible. También quedan
fuera los proyectos que se lleven a cabo gracias a inversores, los mismos que
la propia Ley trata de impulsar a través del incentivo con una deducción en el
IRPF y una exención por reinversión de los beneficios generados.
Y se quedarán sin la tan famosa tarifa plana
para emprendedores, anunciada a bombo y platillo por todos los rincones, cientos
de emprendedores que verán cómo después del esfuerzo de crear un proyecto
empresarial, arriesgar su dinero y ponerlo en marcha creyendo que su cuota de
autónomos será de 50 € durante seis meses, la Seguridad Social les notificará
una cuota de 250 €. Irán a la Administración y alguien, distinto de quien toma
las decisiones, le tendrá que decir a la cara que no es un error, que acaba de
tropezar con una piedra, con una de las que duele, de las que mina la moral
para seguir adelante con la carrera de obstáculos que supone el emprendimiento.
Lo peor de todo, la jugada no tiene vuelta
atrás ya que, aunque rectificaran, se dieran de baja, buscaran otra forma
jurídica en la que sí cupiera acogerse a la bonificación, ya sería tarde porque
una de las condiciones de la tarifa plana es no haber estado de alta en el régimen
de autónomos en los últimos cinco años.
Alberto ha tenido suerte, seguro que la
suerte del que se esfuerza, ha llegado a tiempo de replantearse la forma de
iniciar su negocio y lograr la bonificación.
Joaquín Puerta para villaviciosadigital.es
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Foto: Anna
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